El blog oficial de noticias sobre CHRONOS

En este blog encontraréis las noticias más recientes relacionadas con el universo de CHRONOS, donde os informaré de cualquier suceso, ya sea positivo o negativo, que tenga lugar respecto a la obra.

domingo, 1 de julio de 2012

Explain this bullshit!

Como sabéis, este blog es para informar acerca de las novedades positivas y/o negativas relacionadas con el universo de CHRONOS. No obstante, voy a hacer una pequeña "excepción" para contaros un incomprensible suceso que aconteció durante los últimos días de mi estancia Erasmus. Y digo "excepción", entre comillas, porque el responsable pasivo de este suceso es un dibujo de CHRONOS, concretamente del capítulo 10 de 'Heaven or Hell'.


Éste es el dibujo en cuestión. Un dibujo de la misteriosa niña que se le apareció a Reigen en el tiovivo cercano a la catedral de Florencia. Se trata de una parte de un boceto que hice en uno de mis cuadernos de dibujo antes de escribir el capítulo, y podréis notarlo en el número que está marcado en rojo, número que no aparece en la versión final, si os fijáis. Precisamente dicho número fue la semilla del desconcierto. Y el responsable activo fue un individuo que, si de por si la pifiaba en más de una ocasión, su última pifia fue la maestra. El apogeo de la incomprensible estupidez humana.

Ocurrió en cierta fiesta en la cual un servidor, que no acostumbra a disfrutar en dichos eventos sociales de jolgorio por asuntos de agobio y presión espacial, se aisló en su mágico mundo usando un lápiz y una goma de borrar sobre una hoja de cuaderno en blanco. Justo cuando el boceto estaba desarrollado a la mitad, dos personas me pidieron si podían ver el dibujo, a lo que accedí sin problemas. El problema tuvo lugar con la tercera persona, que me pidió lo mismo, ignorante yo de lo que iba a ocurrir.

Hasta aquí todo bien. Ahora viene el terror de la incomprensión.

Normalmente, cuando una persona ve un dibujo, puede reaccionar y responder de diversas maneras. En el caso de este boceto, se podrían decir opiniones y pequeñas críticas básicas: "¡Qué mona es!", "Está bastante bien.", "Quizás deberías mejorar un poco las proporciones físicas.", "El caballo del tiovivo es algo raro.", "El movimiento de sus cabellos es poco natural", etc. Son respuestas comúnmente generales y, en cierto modo, previsibles. Pero este individuo se superó. Existen personas que, al ver un dibujo, son detallistas, fijándose en pequeños detalles que otras personas suelen pasar por alto o no le dan importancia en absoluto. Digo esto porque podría pensarse que el comentario de este individuo podría considerarse como tal, pero no es así, os lo puedo asegurar.

No es así porque éste lo hizo al par de segundos (cronometrados mentalmente) de observar superficialmente el dibujo. Ni siquiera comentó las características generales del boceto: ni el fondo, ni el caballo, ni la niña, ni el peluche... Absolutamente nada. Su único comentario, realizado con cierto tono arrogante cuan adulto que se muestra superior ante el supuesto desconocimiento de un inocente niño, fue el siguiente:

"¿Por qué el número doce?"

Primero no di crédito a lo que escuché. "¿De verdad me ha preguntado algo tan insignificante como eso?", fue lo que pasó fugazmente por mi mente; la víctima primaria del evento. La incertidumbre comenzó a apoderarse de ésta, quien en un intento de buscarle comprensión ante tan innecesaria pregunta acerca de un detalle prácticamente insignificante en este simple boceto, podría decirse que murió un poco por dentro; que se desprendió un trozo de mi córtex cerebral por la ingente cantidad de esfuerzo que realizó por buscar la más mínima lógica ante esa pregunta.

Casi por instinto, respondí que la razón era simplemente que el número doce era mi número favorito, aunque no fuera verdad. Fue un rápido intento por calmar a mi cerebro, para intentar asumir lo ocurrido y no caer en la destrucción. Pero el bombardeo del absurdo no terminó ahí...

"¿Y por qué es tu número favorito? Tiene que haber alguna razón."

Aunque no pueda decir qué fue exactamente la Gran Hecatombe en el universo de CHRONOS, sí os puedo decir que hubo algo parecido a esto en mi mente. "¿Está diciendo que una persona debe tener una razón lógica e incluso científica para sentir favoritismo por algún número o color desde una muy temprana edad, sabiendo que los niños no suelen usar la lógica para este tipo de cosas triviales?". Mi mente no pudo más. Metafóricamente hablando, mi cabeza explotó cuan sandía cayendo desde un séptimo piso, y de entre mis restos se alzó mi mente cuan Alien del estómago de una pobre víctima. Pero en lugar de rugir, mi cerebro se alzó cuanto pudo, extendiendo sus nervios en forma de brazos mientras rugía con todas sus fuerzas, en un acto de desesperación e incertidumbre, las siguientes palabras:


La fiesta terminó poco después. La locura se apoderó de mi. El 'Sarcasm Mode' que desarrollé a lo largo del período Erasmus alcanzó su límite; podría decirse que incluso lo sobrepasó bruscamente. De camino a casa, incluso con este individuo al frente, comencé a cuestionarme todo lo que mis ojos contemplaban. "¿Por qué el número veinticuatro en este escaparate?", "¿Por qué ese gato tiene líneas negras?", "¿Por qué hay dos cisnes en lugar de tres en el río Dee?". Todo con el fin de que mi cerebro pudiera recuperar su cordura. Pobrecito...

Sé que algunos/as que lean esto pensarán que estoy exagerando. Sí y no. Exagero en la forma de escribir un suceso que ocurrió en cuestión de segundos. No exagero en cómo me sentí en ese momento. Como escritor novato, es mi forma de describir cómo me sentí en ese momento. Incapaz de comprender lo que ocurrió, cuestionándome cómo alguien de casi veinticinco años de edad pudo hacer semejante pregunta tan estúpida. Tampoco es propio de mi hacer algo como esto, pero desde la Erasmus he decidido que no es tan malo expresar alguna que otra vez lo que pienso, incluso si es algo negativo u "ofensivo" como esto.

Eso es todo. Si lo has leído y te has reído con esto, entonces has hecho bien, pues tampoco es plan de tomarse esta entrada como una crítica destructiva, sino como una simple parodia de la incertidumbre que sentí en aquella situación. Así pues, concluyo esta entrada dándote las gracias y, además, ¡exigiendo una puñetera respuesta! 

¡Que alguien me explique esa gilipollez, por favor!

No hay comentarios:

Publicar un comentario